Sentada cómodamente
en un rincón
oscuro de un eco lejano…
Tratas de ocultar
los viejos recuerdos
que de vez en cuando
afloran por tu piel
queriendo emular
esas pequeñas enredaderas
que luchan
desesperadamente
por cubrir
con su verde manto
los crímenes
que hombres sin escrúpulos
cometieron
en las cunetas de tus deseos
y en las tapias frías
de tu eterna y blanca inocencia.