Alberto Escobar

Avaricia

 

 

 

 

Amigo de Sileno te admites.
Amante del rojo vino.
Esclavo del vil metal soleado.
Dioniso te concedió tu deseo
que se volvió búmeran astifino,
horror de hambre dorado,
ironías del destino.

El amarillo oro de mortal tocado
se ofreció tesoro en vano,
gozo en un pozo vacío.
Reino frigio frígido y helado
quedó huérfano sin corona
cuando, según reza la leyenda,
corrían años de helena gloria.

Tus lamentables andanzas
paralelas caminaron
con el padre de nuestras letras,
el Homero bardo.
En calles y plazas, iIíada y Odisea
cantaba con esmero,
escuela eterna de poetas
y tú, Midas... de avaricia ejemplo.