Carlos Hurrle

La Balanza. Teatro en vivo.

La Balanza. 
Obra de teatro (en vivo)

En México los Pájaros cantan de madrugada antes de que se abra el telón para anunciar el comienzo de un nuevo día.
¡Primera!, ¡segunda!, ¡tercera llamada!, todos se visten para escenificar aquí y en todas partes, su mejor papel. 
¡Comenzamos!

Los niños con sus uniformes escolares y la inocencia en sus rostros, los viejos cargando sus arrugas y a veces un bastón, los enamorados visten una sonrisa, los amantes están desnudos, los compositores preguntándose ¿dónde quedaron las canciones de amor?, los neuróticos cobijados por sus ensimismamientos, las personas trabajadoras y honestas están en lo suyo,
en su labor titánica las amas de casa, los artistas vestidos de obreros, los obreros vestidos para dar lo mejor de si, los ninis grises en su porvenir y brillando en las Olimpiadas los plus válidos. Los campesinos con su esfuerzo y sombrero en mano cosechan nuestro sano porvenir.

 
También en éste elenco están los que tienen lo económico para vivir y los que no tienen nada; los que viven hincados al dios dinero, los que viven al día, los que dejan a sus familias para encontrar un mejor futuro económico en el norte. Los consumistas cuentan con el último celular en la mano y los humildes con la dignidad en la frente. Los ricos de dinero, los ricos de amor y también, a veces, ricos de dinero y de amor. Los agradecidos por la vida y los insatisfechos. Los maestros con la responsabilidad a cuestas de educar a un país; los ecologistas mirando al sol de frente. Con sus zapatos bien lustrados los vendedores de todo lo que se pueda vender. Buenos y malos, los prisioneros de las cárceles, justa o injustamente y los prisioneros de sus propios miedos, justa o injustamente. Pasteleros y panaderos con harina en el mandil y oliendo a ilusiones y promesas, los cocineros con sus filipinas perfumando el aire a especias, los científicos con sus batas blancas y los descendientes de los escritores de los primeros libros en este continente, inventores del maíz; científicos y astrónomos, los indígenas de nuestro país, que defienden todavía como en la conquista su tierra, sus lenguas y sus costumbres con su vida.


Los rescatistas y médicos de cuerpos y almas, los locos, los cuerdos, y los que dicen serlo pero no lo son, los religiosos y los que predican con el ejemplo.
Algunos otros en otro grupo viven para comunicar a la sociedad lo que sucede en nuestro país y el mundo y los que sólo viven para ellos, suceda lo que suceda comunican para su beneficio y su bolsillo sin importar la sociedad.

Aquí vale la pena hacer una pausa para mencionar un grupo especial, el de los alados; los mártires con las alas rotas, los ángeles con sus alas escondidas, los que pueden volar y los que no tienen ya valor para levantarse por las mañanas. No pueden faltar los que se encuentran todavía dentro del closet y los que buscan allí mismo sus prendas para por fin salir, las madres y padres solteros que se visten de sol y luna para cumplir sus jornadas.

Todos los géneros dramáticos convergen aquí, tragedia, comedia, tragicomedia, drama, melodrama, farsa, pieza, etcétera. Y no pueden faltar, como en todo buen guión de toda buena obra de teatro, los antagonistas, que a veces también se levantan temprano al canto de los Pájaros para representar correctamente su papel por la mañana. Los políticos, ellos, nacen en la cuna de ésta sociedad, igual que los demás actores. Los ladrones de todo, algunos vestidos de cuello blanco y también carteristas. 
Además los que en apariencia no son antagonistas pero si lo son, los que tienen nombre y apellido y autorizan absurdos desde sus oficinas gubernamentales como por ejemplo la compra de maíz transgénico que contamina y envenena nuestras especies originarias y las tortillas que nos llevamos a nuestra boca y las de nuestros hijos desde hace mucho tiempo. 
Algunos de los portadores del caos, locos prepotentes, clasisitas, cegados, inadaptados, acomplejados, intolerantes, feminicidas, tienen a su merced y sin que nadie haga algo, a los “molestos”, los “diferentes”, los diversos, los indígenas, los que no tienen dinero, los que no piensan igual, las mujeres, los hombres, los niños, los periodistas de aquí y de todas partes y que ahora participan en un nuevo papel el de los agraviados, los desaparecidos.

Otros antagonistas, los que dan “mordida” al de tránsito o a cualquier persona para agilizar trámites, los indiferentes y ajenos a la realidad que vivimos, los insensibles al sufrimiento, los negligentes y corruptos que construyeron los edificios que se cayeron en los sismos, los indolentes que saben de problemas en el país y su solución, cretinos y abusivos están a veces en las esquinas de las calles y ahora la mayor parte de ellos en los palacios de gobierno; igual de dañinos los que no verifican las noticias que pueden ser mal intencionadas en las redes sociales por lo menos dos veces y todavía en ocasiones las replican.


Los que ven los canales de televisión de siempre, los desmemoriados de sucesos nacionales y personales del pasado cercano y lejano, los defraudadores de dinero, de amor y cuando se percatan a veces, de si mismos. Depredadores de aquí, nuestro patrimonio. Y de allá en países enteros, de la tierra, los animales, del agua, de la economía, de la fe, de la confianza. Todos los demás cómplices que aniquilan, contaminan y deterioran con su presencia, (con su actuar y con su no actuar), los derechos humanos, la existencia, la salud y la dignidad.

Antes de concluir es muy importante mencionar un grupo que sólo actúa en esta obra de teatro ante un fenómeno eventual de la naturaleza, emergen de todos lados, de todas las clases sociales a pesar de las desigualdades, de la inseguridad, la corrupción, la contaminación y de los gobernantes incompetentes. Provenientes de sus escuelas, hogares y trabajos, los ciudadanos que se hacen uno sólo, se convierten en nosotros, se olvida el yo, increíble hazaña, por todos lados se regalan palabras de aliento, surgen héroes, grandeza, bondad, solidaridad y unidad, se recobra el orgullo de ser mexicano, temporalmente…, la sociedad civil se vuelca a las calles ante desastres naturales como los sismos.

Todos y más de los que se necesitan, también llegan de otras latitudes, los inmigrantes, acá, a éste escenario, esta tierra bendita, dónde todos son bienvenidos, para apropiarse de su papel y ahora están prestos y a tiempo para actuar, también, para representar ésta grandiosa obra, única que se reescribe a diario todo el año.

En el ocaso del día los Pájaros vuelven a cantar, perdón a representar su papel para dar aviso que la obra concluyó, pero ésta, la verdad es que nunca termina, continúa día y noche a veces en forma desenfrenada, para darles a todos la oportunidad de regalar amor, de seguir representando un mejor papel.