Dormita en mis brazos la musa,
Siento su latir repentino
Cuando se adentra a los mundos del sueño,
Me avisa que ya casi se ha ido.
Me quedo tan quieto como pueda,
Para no perturbar su descanso.
Después de agitarse conmigo
Es una gloria ganarme ese abrazo.
Me deja jugar y mirarla,
Me hace pensar si tocarla,
O dejarla en su suave suspiro,
Admirando el candor de su alma.
Su sueño es lograr adivinar,
Prevenir y curar con consejos…
Usar la seguridad que la protege
Para ayudar a otros con su peso.
Es fuego aprendiendo a dominarse,
Abriendo puertas a posibles dolores.
Reconociendo las ajenas injurias,
Para ignorarlas si intentaran habitarla.
Me ama en un silencio impaciente,
Me hace amarla en los destellos de ansiedad.
Es la cárcel para el instinto lujurioso,
Que no quiere verse encerrado en libertad.
Codo en mesa, punta en hoja y a vivir.
Escribir el tramo más definitorio,
Averiguar con arrojo aquel amor,
Descifrar si es eterno o transitorio.