Hace algunos días tuve la sensación de haber muerto, sin aviso inmediato, sin voces que me lo mencionaran, sin un ultimo café. Hace unos días tuve la sensación de haber muerto y creo saber que tú fuiste un homicida. Recuerdo que tus palabras quemaban cada centímetro de mis cartílagos colágenos, cada centímetro de tejido cardíaco,se consumía, cada ventricular se hacia añicos. Ningún atrio recibía sangre. La sangre roja se convertía en amarilla, verde, negra, índigo. Las válvulas se taparon, de grasa quizá, toda la sangre se acumuló, se acumuló, se acumuló cada una se infló, se llenó, se tapó. Ningún tabique separaba algo, fue entonces cuando mi corazón explotó, y no supe más de mi, y ahora estoy, mirando desde el techo la obra explosiva llena de pintura roja y hedor a húmedo, suciedad y humanidad,y mi rostro contra el piso mientras tu me miras, y hablas.