Después de haber platicado toda la noche, justo al agotar por completo el vaso, ella se levantó, me tomó de la mano y dijo tímidamente -¿Me acompañarías esta noche?-
No lo esperaba pero mentiría si dijera que me sorprendió por completo pues yo también había pensado en esa idea aunque no me habría atrevido nunca a preguntar.
Titubeante, respondí con contenida ansiedad después de un par de segundos que me parecieron horas -Si te digo que \"si\" estaré siguiendo mis mas primitivos sentimientos, me entregaría y te amaría sin mesura, pero me sentiría como un miserable oportunista y tendría que cargar después con dudas que jamás podría aclarar. Si te digo \"no\" seguro lo lamentaré toda mi vida pero me sentiré orgulloso de haber vencido a mi propio instinto a pesar de la intoxicación que me inunda con falsa confianza, por lo que tengo que decir que... no te acompañaré esta noche... pero antes de que nos separemos, quiero hacerte una propuesta: el día de mañana cuando en ambos la ebriedad haya pasado, si aún recuerdas todo esto y conservas el mismo deseo que yo tendré, quiero que te acerques a mi, hagas la misma pregunta y juro que tan pronto como hayas terminado de enunciarla, yo ya seré completamente tuyo-