Hasta el final
la vida del hombre
es una creación
del fruto de su preñez
No se trata
de un injerto
del ejemplo ajeno
sobre la propia existencia
Sino de un inventar
la individualidad esencia
con la sóla guía
de ser sí mismo
Es un desechar
todo vestigio heredado
de un mundo que,
sin licencia, impone su fuero
Es un poner a prueba
el modelo de la identidad
sin saber que se retoca
después de cada fracaso
Pues no es virtud humana
conocer en un espejo
el deseo y el miedo
de la consciencia y la inconsciencia
Necesario es experimentar
bajo condiciones siempre nuevas
y con el continuo riesgo
de falsificar la vida ajena
Basta suponer el éxito
para reconocer la carencia
de aquello que creíamos nuestro
y que olvidamos por principio
La vida de cada hombre
no existe de antemano
si en su razón
ni en su corazón
Aparece día tras día,
cada vez que arriesgándonos
respaldamos con todo nuestro ser
la decisión de nuestra íntima intuición.