Ya viene.
Ya duele.
Ya no separo nunca el no del sí,
y disfrazo con sonrisas
mis temores.
Ya viene.
Ya duele.
La rabia se dibuja en sus ojos,
y yo me escondo detrás
de mis temblores.
No quiero que ellos lo vean,
que vean al lobo que arde y quema
y arrasa todo a su paso cuando golpea.
Soy escudo, soy todo lo que les queda,
y protege de ese desprecio que blasfema
de ese arraigado odio de cobarde hiena.
Ya viene.
Ya duele.
Me ha hecho nada, sólo flaquezas
del rastro de mi cuerpo, de la huella
de sus manos cobardes de tristeza.
No es hombre el arrogante que pega,
no es hombre el animal que me sujeta
ni es hombre el que ahora me quiebra.
Ya viene.
Ya duele.
Vivir a su lado es un acto suicida,
que ni es vivir ni se puede llamar vida,
que sólo deseo que su tiempo se extinga
y pase el tiempo y no vuelva,
y que ya no venga
y que ya no duela.
No quería dejar pasar la oportunidad de compartir este poema reivindicativo contra la violencia de género, porque sólo en España en los últimos 15 años han muerto casi 1000 mujeres y niños. Y eso sólo contabilizando los casos oficiales, que seguramente habrá más.
Tenemos la oportunidad de ir cambiando esto poco a poco, y en ello los hombres, y sobre todo los hombres que somos padres, tenemos la oportunidad de enseñar valores y educar a nuestros hijos en el RESPETO. Ya basta de lamentarnos continuamente y de mirar a otro lado. Ya basta de solo llorar a nuestras muertas y mirar con desprecio al asesino.
YA BASTA.