Humilde es el que piensa,
el que dice que el que trabaja se equivoca,
el que está orgulloso de su origen,
siempre lo señala pero sin vanagloria.
Humilde es el que a los demás ayuda,
sin esperar ni calcular nada,
el que ve al que sufre, se da cuenta,
el que piensa que nadie es más que nadie.
Humilde es el que está orgulloso,
y habla bien de sus amigos,
de sus compañeros y de sus rivales,
no piensa en si eso le afecta o le perjudica.
Humilde es mirar siempre hacia adelante,
y no clasificar a la gente,
en gente válida o no válida,
ni en gente buena o mala.
Humilde es el Papa que besa los pies de los demás,
los jesuitas que no te juzgan y te entienden,
los que aman a los desheredados y a los pobres,
y sin embargo son felices en sus suertes.