Si amarte es pecado, confiésome pecadora.
Condeno mi alma al fuego abrasador de tu infierno.
Entrego mi cuerpo a las llamas del deseo.
Si amarte es pecado
¿Por qué siento mi corazón pleno?
¿Por qué no temo a la condena eterna?
Sólo deseo el calor de tus besos.
No, amarte no es pecado.
Es un sublime milagro.