Dónde quiera que estés...
Te acuerdas de mi,
del tipo callado, el aprendiz de poeta,
del amigo olvidado
que un verso tenía guardado,
un verso a tu nombre que no supo decir
y que no dijo nada cuando te vio partir.
Te acuerdas mi,
soy el mismo,
es cierto un poco más viejo,
me lo recuerda el espejo,
pero el mismo, no te he olvidado,
estas adherida a piel.
Vivo en la misma ciudad,
donde las calles siguen oliendo a ti,
donde tu sonrisa dobla cada esquina
y tus recuerdos intento ahogar
en el mismo bar.
Aquí te espero
mientras voy pactando con la soledad
pero ya no se a que más aferrarme,
la misma camisa que tanto te gustaba,
el libro aquel no lo dejado de leer,
la misma película, el mismo café
y yo solo quería decirte
que de la universidad ya me gradué.
He viajado un par de veces,
la familia va bien
y alguna aventura tuve por ahí,
y es que he procurado vivir
pero siempre me acuerdo
que es imposible sin ti,
vaya que es imposible mentirle al silencio,
esconderse de la nostalgia
si en todo estas presente tú.
Pero el tiempo no pasa en vano,
un par kilos de más y alguna cana
que empieza asomar es resultado
de esta ansiedad de extrañarte
cada día un poco más
mientras se me va la vida preguntándome si alguna vez
te acuerdas de mi,
si existe algún motivo
para insistir con esta esperanza
que se me empieza caer a pedazos
con los años.
Ay si volvieras aquí,
habría tanto por contarte
que la vida no me alcanzaría
para empezar a amarte.