Ya se oscurece está todo en silencio,
el mundo, el cielo, la noche de estrellas,
cae la lluvia que oculta a las aves,
vidrioso el aire y se enlutan los sirios.
Se desorienta en el pulso la vida
cual cisne ciego que viaja muy lento,
curvado el hombro se enfrenta a corrientes
la rosa erguida parece de piedra.
Y las espigas se inclinan al viento
viaja un gemido a las olas del mar,
corren las gotas de pronto en mi rostro.
A tantos años aún sigue la espera
del gran amor que ha calado mi esencia,
por más que trato y no puedo olvidar.
Lupercio de Providencia