La hora en que debemos despedirnos,
un tren te espera en la estación.
Te vas con la esperanza de reunirnos
para cantar alguna alegre canción.
Llevas nuestros gratos recuerdos
compartidos con entusiasmo y emoción.
Hablamos como si no estuviéramos cuerdos
porque hablamos ya con el corazón.
Siento que debas marcharte ahora,
cuando deberíamos estar tan juntos
como alma que en un cuerpo mora.
Mi pensamiento estructurado en puntos
apenas a mi cuerpo asesora…
Te vas, sí; pero no como los difuntos.