Hoy no hay paz en mi alma,
ni en mi pecho hay alegría.
Hoy no hay brillo en mis ojos,
y en mi boca no hay poesía.
Hoy no hay paz en mi alma,
y se aleja cada día.
En el final de mi vida
Soledad, mi compañía,
me abraza fuerte y me lleva
hacia las sombras profundas
que oprimen el corazón
y apagan las fantasías.
La enfermedad, con sus uñas,
raspa mi piel, busca entrar.
Y mi cuerpo tan cansado
pronto no resistirá.