Victoria Rojo

Nada de nosotros.

Traté de ser amable y eso me hizo más fría,

olvido todo excepto verte de nuevo

paseándote de abajo para arriba sobre mi cuerpo.

 

Pasamos tantas horas silenciados por nuestros secretos

que nunca se nos ocurrió gritar al vacío

ni bailar abrazándonos 

o besarnos las manos cada que pudimos.

Correr detrás del otro como si esto fuera un laberinto.

 

No me gusta ver una estrella solitaria en el cielo

cuando te recuerdo,

no tengo velas frente a mi para pedirte un deseo.

Sólo tengo un acorde que resuena con tu nombre

y tres letras que nos unen para siempre.

 

No escalamos una montaña literal ni figurativamente,

sólo caminamos en círculos como lo hacen los demás;

como lo hace la gente.