Dejo mi voz
en versos;
dejo mi palabra
a los cuatro vientos;
dejo la ceniza
en un pequeño cementerio.
Entre un puñado de tierra
mi espíritu vagará inquieto...
He vivido un instante,
he soñado un momento,
recogiendo estrellas,
espinas que duelen dentro,
y me iré a dormir
el Descanso Eterno...
¿O vagará mi alma
por la arena del desierto?
Qué importa.
He querido lo que no encuentro,
he vivido lo que no he tenido.
Rosas al borde de la fuente dejo.
Un nombre y un querer
en la corteza de la encina trenzo.
Dejo un libro:
"DIARIO DE UNA VOZ".
Entre las cosas he vivido.
-salvador-