Escucha, no te muevas,
hazte la débil,
evita los cócteles, donde hay que saber estar,
en las “aberraciones”
Tienes tus sueños,
en el tambor de detergentes,
y
mirando el techo blanco
ajustas los precios del mercado,
para llegar a fin de mes,
desquitando el resto
de la hipoteca que te ahoga.
Y
si haces cuentas,
no mereces tener al de
(hasta que la muerte nos separe)
y bien mirado,
no se si es mejor,
tener otro niño o un chulo,
porque casi todos los hombre
somos basura,,digo (casi)
Los hombres que trasnochan
porque trasnochan
los que madrugan,
porque madrugan.
Pero
“pero no llores”
te quedan lo piropos
que te echan los albañiles,
cuando te vas ,
porque se te cae la casa encima
cuando de tripas corazón
estas en la cocina.
Y
los vecinos,
están todos muertos, o dormidos,
no obstante les saludas
sin nada que contar,
mientras os miráis
a través del espejo del ascensor
“pensando”
(esta puta es la que a mi marido le gusta tanto)
aunque quizás sea mejor
llevárselo todo el día,
y si es de noche mejor,
con la tele a mi me bastaría.
Y
te dices
hasta los géneros tienen limites,
el tiene cincuenta y tres,
menos dos tengo yo,
yo a el ya no le admiro,
y mi cuerpo aun coincide
con el lenguaje del amor,
y
el periódico dice
que en verano somos vulnerables
yo ya me estoy entrenado
para tomar el aire,
y de paso,
tomo el camino
para volver a casa el mas largo,
pensando,
que la derrota tiene demasiados enamorados,
que locura
pensar que deberíamos
al varón ponerle una falda
de su abuela, tal vez,
se vería
como un lastimero peleles
¿Cómo me ve el a mi?