El hombre no es más que la mitad de sí mismo.
La otra mitad es su expresión.
Ralph Waldo Emerson.
Mi piel no es cristal,
No puedes ver a su través.
Yo para ti solo soy mi palabra,
la energía que en el instante
me delata, no puedo ser otra
cosa.
Mientras me atraviesas con una mirada,
un bisturí que me disecciona la retina,
voy muriendo para renacerme a ti.
Con el holograma de tu deseo me vas
conociendo, sin apenas costumbre que
te avale.
La orquesta, mientras tanto, arranca de
repente con la canción que será la que nos
enmarque, andando el tiempo.
Cuando te detienes, ahora, para recogerte
en ese segundo, ya revelado en amarillo en
la película de nuestros recuerdos, te dejas
ver los dos signos de preguntas aún no
contestadas.
¡Volver atrás te inquieta sin necesidad!
¡No lo hagas, por el amor de Dios!
Déjate bañar en almíbar, siquiera sea
en la magia de lo que fue y no es.
Sabes que el tiempo es tabla rasa.
Solo merece visita aquello que se demora
en tus párpados.