OTOÑO
A rastras va tu vida, lobo antaño,
invierno el que se apila en tu pellejo,
espectro del pasado es tu reflejo;
te miras y presencias a un extraño.
Doblándose tus ramas tras los años;
cayendo van tus hojas, roble viejo,
hostil es quien te afronta en el espejo:
la primavera eterna, un cruel engaño.
Se escapa sin piedad de entre mis manos,
el Tiempo, que no aguarda y que enmudece,
viajero que te arrastra, y enloquece.
Me acuno al viejo Amor, rival mundano
que torna de tu afecto el más cercano:
La Llama que no muda, ni perece.
El Silente Vagabundo