Vaya a saber en qué esquina
en qué calle, en qué lugar
se me ha perdido una copla
y no la puedo encontrar.
Esta noche no hay estrellas
no se ve siquiera una
parece que todas ellas
se enojaron con la luna.
Aún me quema el beso aquel
que me diste apasionada
en la puerta del vergel
bajo la noche callada.
Desde el día que te fuiste
no hay consuelo para mí
y me encuentro solo y triste
penando lejos de ti.
Al recibir tu misiva
sin abrirla la he guardado
por temor que en ella digas
que de mí te has olvidado.
Hoy te espero en el sendero
por el que habrás de volver
para decirte te quiero
con el mismo amor de ayer.
La copla que se ha perdido
quizás la vuelva a encontrar
en tus labios encendidos
cuando los vuelva a besar.