Tu mirada, fría como la lluvia
que azota sin piedad
los mudos tejados
donde los gorriones
al esconder con el amor juegan…
Se clavó en mi corazón,
cerrando de golpe:
Puertas, ventanas, Ilusiones
y promesas,
que el viento un día entre alfileres
sin cabezas
en su mochila de cristal llevarse quiso.