¡SON DE GUITARRA!
Ya no quiero mirarte
y no te miro,
mas si quiero olvidarte
nace un suspiro;
el que me advierte:
que yo sólo he nacido
para quererte.
El aire trae tu aroma
y yo me muero,
a mi boca se asoma
dulce un te quiero,
mas al negarlo,
escapa de mis labios
sin pronunciarlo.
Bella está la mañana,
bella y serena
y yo tras mi ventana
muero de pena.
¡Son de guitarra!,
son de la pena mía
que me desgarra.