Enrique Dintrans A.

CON EL VAPOR DEL VINO

Si llega un rayo loco que ilumina
alguna tarde quieta de mi sueño
yo pasaré sin prisa en la cantina,
me tomaré un buen trago, del pipeño.

Y llegaré marchando hasta la plaza
con una banda llena de canarios
para cantar rancheras y rosarios
y pernoctar tranquilo en mi barcaza.

¿Hay algún puerto vivo en el desierto,
donde guardar tambor y guaripola,
para seguir el vuelco de la ola?

Ola de luz perdida que revienta
la soledad oscura del silencio
con el vapor del vino, a mi cuenta.               

E.D.A