Se abastece de agua y de rocío,
es una vasija en frío,
y se llena de manantiales adyacentes,
y se tiene un peligro presente,
como un torrente de luz en el balde negro,
y es que yo como íntegro intrinco,
y es que no quiero y denegro,
lo que es el amor dentro de un balde,
cuando se llena de agua de rocíos,
como el rocío de la alborada que se asoma en la ventana,
su candor de puro inerte virginal en la mañana,
como su situación indecorosa que no se vá,
cuando en el balde negro está la mirada de unos ojos,
que advierten peligro desde la pupila,
encierra el dolor por no poder tener el balde negro,
en sus ojos como dos luceros de un tornasol,
porque se adquiere más luz desde que llegó el sol...,
a secar al balde negro de ilusión sin control…