Hebert Fayet.
No sé por qué me siento tan cansado
cansado de luchar contra el destino
sin un faro que alumbre mi camino
y me guíe en la senda que he soñado.
Me siento como un paria abandonado
al volcar mis secretos en el vino
en la oscura taberna de Gabino
donde cito a fantasmas del pasado.
Y me voy cuando llega la alborada
de esa vieja bodega tenebrosa
donde a veces converso con mi amada
quien sonríe, gentil y misteriosa,
y se esfuma al llegar la madrugada
exhalando un perfume a miel y rosa.