¡Oh, nadie lee a las letras sin alma!
y nadie entiende su triste Derecho
ni licenciados lo hablan, ¡es un hecho!
argumentan años, pierden la calma
y Kelsen, su Ley, los tiene en la palma:
lenguaje arcaico, críptico, bienfecho
positivista, pedante, desecho
bestias cuyo lenguaje sobrenjalma
sus abusos. fraudes, trampas infames
juegos de leyes, mentiras piadosas
y todo por lo que un día reclames
malas palabras, idiotas letames
y antes de atacar mis voces furiosas
te digo soy abogante, ¡no mames!