Una urraca ladrona de emociones
vampira de amores
sensible hipersensible
dadora de cariño sin obstáculo
encontróse una vez
con un huraño cuervo de nariz torcida
también vampiro ansioso de ternuras
sensible hipersensible
igualmente dador sin restricciones.
Y se revolotearon mutuamente
sin dejar de mirarse con sigilo
durante dias o tal vez semanas
probando darse amor y recibirlo
y descubrieron que con ese trueque
ese intercambio recíproco de afectos
el amor rebotaba mutuamente
y así se potenciaba
que crecia levaba prosperaba
alcanzaba niveles de epopeya
como un acople de amplificador.
Asi volaron sin dejar de amarse
de mirarse a los ojos
de acariciar el viento con sus alas
de acariciarse el cuerpo con su aliento
de alentar el deseo con sus cantos
de cantarse al oído con su vuelo
de volar espirales más estrechas
de estrecharse en un círculo de encuentro.
Ya se rozan, ya casi se desploman
en las alas del otro.
¿Qué ocurrirá cuando ese par de pájaros
se fundan en un nido de consuelo?