Cuando nace una mujer casi siempre tiembla el padre
porque sobre él recae la formación de una futura madre
una madre que ante todo es mujer y por ello diferente
que buscará su lugar en este mundo, a veces hiriente.
Una mujer de pequeña es delicada y débil ante otros
pero si está en confianza puede tener muchos rostros
rostros llenos de sonrisas, de fuerza y hasta de pena
que nos ganan el corazón cuando aún es una nena.
Al crecer de tamaño y de edad son cada vez más fuertes
piensan, organizan y actúan sin dejar nada a la suerte
todo problema siempre lo solucionan con otros hablando
o encontrando en el camino lo que andaban buscando.
Ya en la juventud tienen la fortaleza para salir al mundo
y buscar en él, que su corazón sea como un pozo profundo
para albergar cariño, bondad, experiencia y caridad
que a la larga le servirá para descubrir la felicidad.
Cual fruto maduro en esta etapa una mujer se establece
si será fuente de inspiración que a otros ennoblece
o tendrá en sus manos mayores responsabilidades
como el de ayudar a otros a calmar sus tempestades.
Mujeres en todas sus etapas siempre buscan algo nuevo
formar a otras para que en un futuro sean su relevo
llenas de vitalidad, de inteligencia y sentimiento
son en la vida las que inspiran este sentimiento.