Yo te admiraba Don Manuel.
amigo Manuel o Manoléte, como te solía llamar,
eras mi amigo, mi viejo amigo, mi querido viejo,
hoy te recuerdo, con cariño, con ese cariño,
como se recuerda a un amigo, a un padre,
tus ojos chiquitos, plomizos, con el pasar del tiempo,
con el pasar de los años, siempre alegre, saltón,
con ganas de vivir, de luchar, de lograr una meta.
Fuiste caminero cuando joven, saliendo un día
de tu hogar no importando Padre, Madre, hermanos,
que se quedaron en casa, esperanzados que un día volvieras
a estar con ellos, saliste a ciegas, una pala y picota
para benirté hacia el sur haciendo camino.
Eras alto, bien parecido,
nada te quedaba grande,
eras guapo en el campo de batalla,
respetado por los demás,
como me gustaba escucharte, reíamos,
y nos servíamos una copa y del bueno como
decías tu, eras mi amigo, mi gran amigo,
de esos amigos, que no es facíl de olvidar.
Cuando paso por en frente de tu casa,
sonrío, me digo,
lindos recuerdo que llevo en mi corazón,
en mi alma, tus palabras y tu vos aun rotan
en mi mente, ese mate hirviendo
que me quemaba la lengua y tu reías.
Me abrazabas, y me decías, te quiero cauro,,,,,,,,,,
como olvidarme de tus alegrías, de tus tristezas,
amarguras, dolencías que llevabas en el cuerpo,
poco a poco fuiste decayendo, con un cuerpo
maltratado, cansado y desgastado por los años que
traías acompañado a tus espaldas.
Llego la hora de decir adíos,
de ir a descansar, y tomado en la mano de Dios
te fuiste con una sonrisa, y dejando una gran pena
en el rostro de tu compañera, de tus hijos,
y de tus amigos que quisieron estar contigo
acompañando en tu ultima velada.
Amigo Manuel,
en donde estés, dame tu bendicíon.