Me di cuenta que si no te busco, no me buscas. Si no te hablo, no me hablas. Si no te miro, no me miras. Y te extraño. Necesito saber de vos. Necesito escucharte. Necesito verte. Me duele. Y no sabes cómo. Lo peor es que no me animo. Y no se cómo animarme. No sé cómo decirte. Cómo mirarte.
Tengo miedo. Aunque parezca tonto. Es así como me siento: tonto.
Y por tonto no me animo a hablarte. A buscarte o a mirarte. O por inseguro. No lo sé. Será que espero que me mires vos. O que me hables. O me busques.
Mientras el tiempo pasa, solo me flagelo con mis pensamientos; y aunque sé que sos de las que piensan que cada uno es responsable de sus pensamientos (y sentimientos), solo espero que en algún momento me confieses que alguna vez, quizás, no hayamos coincidido. Para así sentir menos culpa por no haberte dicho lo que siento. Por ser responsable que esta historia sea otra. Y ahora sea solo un tal vez...