Tu amor… pausado como la quietud de un lago,
como ondas perennes en la inmensidad del sueño,
como arrobados intentos de ingenuidad y halago,
como virtudes francas que reviven mi fuego.
Tu amor… llamas probadas en el fino crisol,
como el oro bruno que ha sido blanqueado,
como hoguera ardiente alimentada de sol,
como pira esciente de latidos franqueados.
Tu amor… generosidad en tu ser y en tu piel,
como bayadera docta que muestra pasión,
como la dulce colmena rebosante de miel,
como un palmar de playa virgen, sin nación.
Tu amor… secretos de brisas de juegos y risas,
como arcanos que retan a ser develados,
como auroras lejanas sin miedos ni prisas,
como laberintos faunos de hilos prendados.
Andrés Romo