alejandro fozar

XXXIV.

 

Midió su coraje frente al espejo

como mensurandolo en los poros,

hasta que el lento aliento lo desfiguró

en fantasma.

Veneró la forma irregular de la matricería

sopesó el frío metal en la palma,

su fe estaba en la comunión de esas dos almas.

Afuera el viento silbaba en el follaje,

apuró los pasos y el tabaco,

otra vez frente al destino...

El único Dios que no le había mentido...