Hay una calle con sus cuatro esquinas
que siempre me dejó que reviviera
lo que estando en su suelo yo sintiera,
ese ser de la rosa o las espinas.
La vida es más que vida pareciera
con sus luces en brillos, matutinas,
sin dejarles espacio a las neblinas
sin que otra cosa más de mí existiera.
De nuevo yo le canto a esa calle
dura y de piedra, que así llena mi alma
en una compulsión que sólo explica
el hondo sentimiento y que subraye
toda mi dicha y mi velada calma
en la que todo el ser se justifica.
De mi libro “De trazos del borrador”. 2017 ISBN 978-987-4004-51-2