Las luces suenan mientras duerme el retoño en tus pupilas,
hay búhos que murmuran entre los rincones observando,
son las músicas de las pieles en fricción
que arrebolan mi mente.
Una voz recuerda mi deseo demente,
me dice lo enfermo que quiere aprehenderte
entre látigos que a mis labios callan,
hay un poema entre mis dientes.
Picantes espinas martirizan mi sentimiento hacia tus manos,
sólo la cobertura de mi cuerpo revela lo que la boca calla,
tormentas que del pecho truenan frente a tus senos,
No soy polvo y en polvo muero...
Mi entendimiento es un monstruo bajo la cama
que de mis mañas a tu cabello aclama,
hay un desentendido «pero» en mis deseos
que sólo saben expresar mis dedos.
Condenado estoy en mis omisiones y en mis enmarañadas palabras,
son tus labios que desenrredan mis pirañas,
no quiero montar mi cuerpo aunque comerme el tuyo...
soy un perdido perro y entre mi fe diambulo.