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Fue a nacer en Navidad
debajo de un cobertizo
un pequeño trotamundos,
con cola orejas y hocico.
Y creció sin compañía,
sin nombre calor y mimos,
hasta que fue abandonado
a la vera de un camino.
Con una injusticia plena
y la vida en entredicho
termino cojo una noche
por algún palo o mordisco.
Cierto día en el estanque
le alertaron unos gritos,
- ¡que naufraga mi velero
quien me puede dar auxilio!
El perrito como un loco
se lanzo sin dar respiro,
en busca de aquel bajel
sin pensar en el peligro.
Agotado ya en la orilla
se encontró con un chiquillo,
y este lo abrazo con ganas
y le susurró al oído.
- Por favor no te me mueras
que quiero darte cariño-
y tras un cálido beso
empezó el perro a dar brincos.
A partir de aquel instante
los dos fueron uno mismo
se prestaron siempre ayuda
cada vez que fue preciso.
En Navidad fue a nacer
bajo un Belén imprevisto,
el responde por “ milagro\"
y sé bien porqué motivo,
la amistad cuando aparece
es un tesoro muy digno
que se halla en el corazón
del que tienes como amigo.
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Ramon Bonachi.