Círculos existenciales que se abren y poco a poco se cierran, dejando tras de sí, una estela de experiencias. Cerrarlos con la frente en alto y la satisfacción del deber cumplido, simplemente no tiene precio.
Llegar a la meta, mirar atrás sintiéndote pleno por lo realizado.
Compañeros de camino, de faena. Tiempo convivido. Cada uno un misterio, una historia. Carcajadas, sonrisas, sueños, lágrimas, sudores, dolores compartidos... Esa es la vida, un tren en camino hacia una meta desconocida. Pasajeros que suben a tu vagón y están a tu lado. Quien por una estación, quien por dos, quien por tantas, mas antes o después descienden. De cada uno se aprende, aún de aquel que puso una piedra en el camino para que tropezaras o una zancadilla para que cayeras.
De cada encuentro te llevas algo (no importa si es mucho o poco) y dejas algo de ti.
El tren (la vida) continúa. Desear quiero lo mejor y agradecer por todo lo vivido juntos. Un abrazo.