Para irme de tu vera, solo necesito
que me digas vete…
Y me iré desnudo de reproches
llevándome escondido entre el barro
de mis zapatos,
el fuego del último beso
quemando mis labios como un volcán.
Me iré dejando un trozo de mi alma
entre los pliegues aun calientes
de las sábanas sudorosas
que cubrían nuestros cuerpos desnudos
cuando galopaban salvajemente
por las extensas llanuras
de una pasión enfermiza y desenfrenada.
Me iré llevándome una maleta vacía
de sueños
y en mis pensamientos la dura condena
de no haber sido nunca
la fuente que calmara la sed de tus deseos.
Llevándome el sentimiento de culpa
temblando entre mis dedos
por no haber escrito nunca, el poema
que deslumbrara los ojos de tu corazón.
Para irme de tu vera, solo necesito
una palabra de tu boca…
Y me iré
Cabalgando con mi dolor a lomos de una escoba.