Estabas allí, en tu nombre escrito
por el sentir tembloroso de mi piel
sobre un papel que se quemaba
al ser rozado.
Muchos inviernos en el tiempo
jugaron al callado enigma
de separar los cuerpos
mientras ardía una llama sin dar luz.
La salamandra llameaba en leñas secas
despertando del silencio los reparos,
y aquello que era ignorado, en vigor despierta
y se exalta en esa pasión desconocida
llevándose el misterio y lo secreto.
Tu nombre estaba escrito
y en recatado pudor tú no lo has visto.
De mi libro “De trazos del borrador”. 2017 ISBN 978-987-4004-51-2