Sombra mustía de tus ojos rojos,
triste verso, espacios rotos, aún sin ti, sin mí,
con la vida más que atardecida.
Espectro de recuerdos y antojo,
grietados labios que susurran cual brisa,
¡jamás brotaron agallas para vencer
el tempestuoso mar de la vida!
Podrido dolor que lastima el ocaso de ayer,
otro noviembre sin pensamiento, desnuda,
suplica de un extraño cuerpo desvanecido,
a merced del viento.
Alma prisionera del tiempo detenido en tu pecho,
que no volverá, como tú, en este frío invierno,
con miles de cicatrices, ya sin tiempo.
Χείρων