Allá arriba nada cambia
permanece detenido
suspendido en la tierra
arraigado en el sentido
Lejanías azuladas
pintan cerca del olvido
muchos verdes diferentes
engalanan lo temido
Inmanente a lo eterno
majestuoso y en silencio
ordenado y sereno
tan contrario al averno
Observaba a milenios
conservados en los campos
atrapados en las sierras
invisibles pero intactos
Me perdí en la inmensidad
que los cuervos recorrían
¿Cómo sería aquí vivir?
sin saber cual es el día
El suspiro de la brisa
me brindó un tenue susurro
e intento que recordara
competir es un absurdo
Casi nada ha cambiado
desde el albor de un antaño
en estos amables parajes
resistieron tanto daño
Y el atardecer me dijo
que mañana volvería
a extasiarse otra vez
con esta fuente de vida