La música llegaba apenas
como una queja
silenciosa y profunda
otras veces eran risas
risas como cascadas
inocentes y frescas
Las palabras bonitas
tarareaban en desorden
y aún no eran poemas
y una lágrima rodaba
sin título, sin nombre
detrás de aquel monitor viejo
La música venía lejana
del otro lado del océano
y la queja lastimera
sin rostro sin etnia
dibujaba en el cielo
palabras extranñas
en lenguas extranjeras
Acordes celestiales
nunca escuchados de este lado
rasgaban el pecho
abrazaban el alma
y la emoción se deshacía
en gotas de agua salada
Brahms, Sibelius, Tchaikovsky
dibujados en pentagramas amarillos
mientras de la mano de Heifetz
las recogía el viento
y burlándose del tiempo
de la lengua y la distancia
las notas una a una
se hundían en el alma
Una voz se escuchó clara
\"pisa suave\" dijo Yeats
\"estás pisando mis sueños\"
y mágicamente
la conversación
de transformó
en música y versos