Santiago Miranda

Los árboles despejaron rosas

 

Y desnudos, como montes desgranan
Sus frutos carnosos, su piel sosegada
De aves desplumadas, recaer hacia el mundo
Un retorno al ciclo que el clima desata

Son visiones primarias, condiciones minimalistas
De un estar inmerso en el indómito punto
En la relación relativa de un ser absoluto
Y su sueño, en la corriente que salta, un vaivén inconcluso

Asegurando al soñador, otra fuga -promesa
Al pulir sus visiones, puntas afinadas
En dedos de lanzas, qué impulsos tribales
En la fuga del tiempo presionando delatan
Devuelta contra sus límites abiertos;

Imagenes santas más no sagradas
Productos de-presiones de tierra y de cielo
/El hombre de carbón a diamante, el mundo/
Absorto, observó el paisaje su propia presencia
Inconcisa, efímera y bella / absoluta, infinita, inmutable

Y ambos testigos; lo que va de ti hacia dentro
Y lo que va de ti hacia fuera, quedaron
Atrapados en un presente que nunca acaba
Sino consigo, arrebatandole caudal al flujo
De la consciencia de sí, infatigable

En sus frutos gratuitos, espejos de bienestares
De quedaron hacia fuera, respirando la imagen
De ver los cerezos besando en pétalos
Cinturas o múltiples copas de otras ciudades

Cada otro es un antiguo universo, señala
El replegar de los poros hacia su círculo innato
Este día reúne multitud de ayeres y cielos
Tan fugaces que el viento desparrama
En besos, en sueños, en letras como caricias, aplastan