Mi pluma seca y árida,
un paisaje desértico
sin un oasis de motivación,
noches inclementes de desvelo,
la inspiración estancada
Una ojeada cautivada,
tus ojos de precioso lapislázuli
atravesaron mi corazón,
liberando una avalancha de palabras,
al igual que la sangre,
fluyendo por mis venas,
inundando mi pergamino
con versos dedicados a tí
David Arthur - Capitán Pintor
La foto cortesía de Jérome Coppo