Lolaila

Azura


Azura


Despeñándose en el tiempo,
anuda las estaciones.
avanza sin esperanza,
hacia una cuesta sin nubes,
sin llegar ver la cumbre,
a pesar de la templanza.

La persiguen los demonios,
que dejó en un cenicero,
Después del café y el beso,
que aquel pirata traidor,
robó al prometerle el cielo.

Sigue subiendo y no ve,
los recuerdos la envenenan,
cuando sus pies en la arena,
paseando hasta su casa,
se hundían como cadenas.

Cuando en la montaña sola,
suspiraba por las olas,
que tanto la hicieron llorar
escuchando en caracolas,
que jugando entre sus manos,
Volvían de nuevo al mar.

La fatiga se apodera,
de sus pies y sus caderas,
pero no cede en su andar,
mientras recuerda el amor,
que la hizo vagar las sombras,
y sobre un frío tejado,
con la soledad de un gato,
las estrellas admirar.


Cuando en los cristales rotos,
se reflejaban las letras,
que los antiguos maestros,
dejaron en la pizarra,
y sobre el pupitre viejo,
descansaba arrastrada,
la amarilla hojarasca.

Y recordó aquel barco,
el viento y la tormenta,
la puerta que sin llave,
lloraba tras de una reja,
con un timón extraviado,
mil ratas en la despensa.
y las olas sacudiendo
con rabia las rotas velas.


De pronto se vio en la cima,
quiso escuchar los tambores,
en su corazón sonaban,
como un mar de sensaciones,
resonaban en sus pálpitos,
los latidos de su mente,
vio que abajo estaba el mundo,
y lo alzó hasta su frente.

Dolores Egea ( Lolaila)