Ventisca de tu piel,
llanura que nevada,
esconde a su vez,
tus dos esmeraldas.
Llamas que en ondas
caen por gravedad
y se mecen solas
en rostro angelical.
Hiedras de fuego
caen creando lianas
quemando mi pecho
mientras cabalgas,
me sujetan, me quiebran
pero también me queman.
Y entonces los distingo
grandes y abiertos,
tus dos esmeraldas,
cuerpo sobre cuerpo
me dicen que me amas.
Pues en ellos hay follaje,
en ellos hay intensa vida,
flora y verdosos valles
que a mirarte convidan,
trémulas aguas de estanques
que a bañarse me invitan.
Eres la mujer del fuego
pero también del hielo,
eres el verde riachuelo
que susurra en mi suelo
eres fuerte enredadera,
eres verde intenso del mar,
eres el más puro contraste
que nunca dejo amar.
Me hundiré en tí para siempre,
buscando mi propia muerte,
me precipitaré en tu abismo
y yaceré bajo tu verde.
5/12/2017