I
Nunca imaginé que al conocerté seria, el acto más masoquista de mi vida, y que tu serias una bipolar sin sentimientos.
Yo soy un enfermo masoquista que sufre y se desgarra con la bipolaridad de tu alma, y que cada día más me condena al auto flageló de mi corazón.
Cuanto sufre el alma cuando quiero olvidarte y que masoquista soy sabiendo que en tu alma nace la lastimosa bipolaridad de no amarme, cuando yo
masoquista esclavo de mi deseo quiere amarte con desenfreno.
II
Tan bipolar y yo tan masoquista así la vida nos hizo, que la injusta vida y el ingrato destino cruzo nuestros caminos yo te amé apenas te vi, tu ni siquiera me miraste.
Intente amarte, intente conquistarte mientras más te negabas más te amaba, mientras más me rechazabas más te deseaba.
Bipolarmente me entregaste tu amistad, pero apenas te hablaba de amores, me odiabas sin vacilar.
Amarte el acto más masoquista que pueda existir, y que ese corazón tan bipolar nunca se quiso abrir, me condena como masoquista a morir.
Tan cerrado tu corazón que me hace llorar, pero mi masoquista amor no se quiere rendir.
III
Te prometí no amarte y lo cumplí, pero el masoquismo inconsciente de mi deseo no quiere morir, deseo tus labios, deseo tu cuerpo, y muero por besar cada rincón de tu figura.
Pero el destino tan bipolar como tus encantos no permite que te robe ni un húmedo beso, y mi masoquismo no permite rendirme por eso.
IV
Bipolar naciste, masoquista me hiciste, con tus rechazos, tan doloroso como tu amistad, cuando lo único que quiere mi cuerpo masoquista es contigo estar.
Mis manos se mueren por entrelazarse con las tuyas, mi cuerpo quiere sentir tu humedad, odio el acto masoquista de desearte, pero no hay forma que guarde silencio a tu lado y busque temas triviales y bipolares.
V
Qué hacer entonces que, si mi corazón no escucha, si te deseo incluso en la ducha, en la calle, en mi cama, y la almohada conoce los besos que te daría, si muero por una noche a tu lado, en el tormento de mi masoquismo y en tu bipolaridad fría y despiadada debo aceptar que te hayas negado a regalar una caricia, un gélido beso, y una noche de las tuyas.
No quedas más que morir deseando y esperando, aunque el masoquismo de mi alma y la bipolaridad de tu negación constante termine matándome sin importarte.
JOAMPOES.