Es el atardecer
tu recuerdo vivo en un suspiro deleitado,
y la mañana
mi conexión con el alma tuya
a la distancia enormecida;
el anochecer
un volován de incautas emociones
que lleva dentro el cuerpo enamorado,
pues muriendo está de deseos
de verte,
de tenerte,
de pertenecerte lentamente.