Conciliar a la Física Cuántica con la Relatividad
puede sonar aún más posible
a que en la memoria de nuestra piel;
aterrice un rayo de amnesia
a que un soplo de nieve
marchite a los ecos engendrados por la liturgia perenne
de nuestro encuentro
pretende ser la odisea que a la distancia
se encuentre a años luz de la de aquiles por troya
pues una comunión inédita hizo de nuestro cruce;
a un péndulo oscilando en el infinito
solo un punto bastó para darnos cuenta
de que el centro del universo
tendrá coordenadas en nuestro rito
y nuestro rito coordenadas en la gloria.