El alma que regresa
tras los pasos de la vida,
el ave cuyas alas
aún sangran por la herida,
se toman un descanso
pronuncian despedidas
y vuelven ante el alma,
ante el alma que suspira.
Tomaron el control
un día de estos, solo un día
y fueron mis pedazos
quienes dijeron adiós;
si un día yo no puedo
controlar el alma mía...
que no se sepa nunca
que la soledad ganó.