Santiago Miranda

Ultracielos subterráneos

 

El sol está bajo tu pecho, excavo
Latiendo paraísos que arden
Voluptuosos y tiernos
/Delirantes/
Disueltos milisegundos, seseantes
Dipuestos en otro instante hacia su entierro

Y el brillo hacia ti me atrae, son calores
Subyaciendo en la distancia a los amantes
Del aquel cielo, perdistente e intocable
Dos órbitas a fin de recorrerse, han de ser
Independientes, entregados a (des)vivirse en cada muerte

Cada existencia hacia otra atada, un espiral que enlaza
Cada puntada que la palabra puñal ofrece, ahí hay un golpe
Cada pala a enterrar en el cuerpo, aún no muerto
Cada puño entregado tibio hacia el encuentro
Cada falo en fervor untado religiosamente

En húmedas fuentes virginales (buscando abluciones)
En gargantas que han pecado (recibiendo ahora perdones)
En entrañas donde el placer hierve (pagando la culpa en su dolor)
O entregando su polución al viento, como yo o casi

Cómo mariposas de la noche, liberadas
Cómo germen de renacuajo hacia los mares
Cómo átomos incompletos contra la cama
Y al terminar nos hundimos en otro sueño
Hasta volver al dormir, mañana.